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Nuestros hijos primero fueron sus hijos…
Tendemos a olvidarnos de este hecho y consideramos a nuestros hijos como «nuestros», como si tuviéramos la última palabra en cuanto a su salud y su bienestar.
No la tenemos. Toda la gente le pertenece a Dios, incluyendo los pequeñitos que se sientan a nuestra mesa.
Sabios son los padres que en
forma regular le dan los hijos de nuevo a Dios.
Gracias por tus comentarios, son muy importantes para mi.